El plazo finalmente se cumplió. Este primero de enero vuelve de manera sistemática el cobro del denominado impuesto de timbres y estampillas, que se aplica sobre todos los actos u operaciones bancarias y financieras. De acuerdo a la normativa del ministerio de Hacienda, el gravamen debiera elevarse desde 0 a 0,6 por ciento a partir del 1 de enero de 2010 y hasta el 30 de junio del mismo año, fecha en la cual vuelve a su nivel normal.
Esta tributación estuvo en suspensión desde el 1 de octubre de 2008, como una manera de apoyar a la reactivación económica en el marco de la crisis global y también pensando en dar incentivos para la compra de viviendas y créditos de consumo.
En este contexto, los expertos plantean que la prioridad por ahora debe ser la velocidad de recuperación de la economía y reducir los costos financieros para las empresas para la creación de puestos de trabajo.
La reposición de este gravamen tendrá un efecto al alza sobre el Indice de Precios al Consumidor (IPC) y dificultará el financiamiento de sectores productivos donde todavía es lento del proceso de reactivación. Cuando bajó el impuesto tuvo un efecto importante en el IPC y ahora al reponerlo va a ser lo contrario. Por otro lado, se encarecen todas las operaciones de crédito hipotecario y, por ende, se va a dificultar más el acceso a las compras de viviendas nuevas o usadas.
Respecto de los créditos a plazo, a partir del 1 de julio de 2010 la tasa del impuesto de timbres y estampillas será de 0,1 con tope de 1,2 por ciento.
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